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martes, 2 de diciembre de 2014

Los imposibles también existen - Círculo de Arqueros

El pasado fin de semana, el círculo de Arqueros «los Montañeros» realizó la actividad que tenía prevista: «Mística y leyenda», una acampada en la que intentaríamos unirnos un poco más, tanto entre escuadras como en el círculo al completo. El lugar elegido para esta acampada fue nuestro camping de confianza, AVENSUR, en los Losares, cerca del Cañón de Almadenes.
Como toda actividad, necesita una preparación y tratándose de una acampada requiere aún más, por lo que, durante semanas, los mandos de nuestro círculo y el secretario de actividades (Diego Ríos) estuvimos trabajando para conseguir el resultado que esperábamos.
El viernes 28 de noviembre, el agua no cesaba en toda la localidad de Cieza: ¿qué debíamos hacer?, ¿suspendíamos la actividad?, ¿iba a dejar de llover?... Tras muchas preguntas, la respuesta fue: Sí, seguimos con la actividad.
A las 9 de la mañana, hora de la quedada con los chicos en la Plaza de las Cortes, el cielo estaba despejado, el sol brillaba y en nuestras caras se desplegaba una sonrisa de oreja a oreja, tanto en la de los mandos como en la de los arqueros, incluso en la de los padres. Una larga fila de coches partía rumbo al camping a las 9:30 de la mañana deseando empezar con la serie de actividades que nos quedaba por delante.
Cuando ya nos encontrábamos en el lugar almorzamos todos juntos para coger fuerza y poder dar el pistoletazo de salida a las actividades.
Para empezar, realizamos un acto, un poco especial, para que los arqueros se vayan adaptando a la vida campamental y para que los nuevos conozcan lo que es un acto. Seguidamente, comenzamos la primera actividad que pertenecía a la rama de cultura y arte (culturales). En este caso, recuperamos una manualidad que se había ido perdiendo en la O.J.E. con el paso de los años: construir un belén con arcilla. A los arqueros les encantó la idea y el resultado fue bastante bueno. Mientras los arqueros realizaban la manualidad, dos de los mando se encargaron de preparan una pista de rastreo que se realizarían por la tarde todos los chicos.
A las 13:30 estábamos todos juntos en un círculo cantando canciones y riéndonos un rato, descansando de las actividades, por así decirlo. Después comimos y tuvimos media hora de tiempo libre, pues por la tarde nos esperaba la pista de rastreo que combinaba dos ramas: deporte y recreo (deportivas) y aire libre.

 Dicha pista de rastreo estaba compuesta por 8 pruebas, todas se encontraban dentro del camping, pero había que salir también al exterior en una de las partes. En cada una de las pruebas tenían que conseguir el objeto que se encontraba en el mensaje escondido y cuando llegaran al final, si habían conseguido todas las pistas tendrían un mensaje que deberían ordenar. El mensaje era el lema que da título a este relato: los imposibles también existen, el lema de nuestra acampada.
A las 20:00 montamos las tiendas en el comedor del camping, ya que fuera hacía mucho frío y corríamos el riesgo de que lloviera por la noche y como dice el refrán: «más vale prevenir que curar». Después de haber montado las tiendas, nos aseamos y nos preparamos para la gran cena que teníamos preparada.
¡Sopa, hamburguesas y patatas fritas!, ese fue el menú que nuestras cocineras especiales nos habían preparado. La cena estaba de rechupete y, entre el hambre que teníamos y lo rica que estaba la cena, tardamos cinco minutos en acabar con los platos.
Como en todas las acampadas que hacemos, por la noche hay una actividad, y precisamente esta actividad era nuestro objetivo principal, la mística y la leyenda. Lucía Valero, una de las mandos, se preparó un relato en el que los protagonistas de la historia éramos nosotros mismos. Hablamos de emociones, sensaciones, sentimientos y pensamientos que, quizá, nunca habíamos llegado a saber qué eran o cómo se manifestaban exactamente en cada uno de nosotros y, gracias a esta actividad, conseguimos conocernos y estar más cerca de nosotros mismos. Fue increíble.
A las 00:00 de la noche, «cada arquero a su tienda», era la hora de dormir y todos estábamos agotados, así que media hora más tarde, todos estaban durmiendo.
¡Domingo!, ¡Domingo!, los padres venían esa misma mañana y había que estar al 100% para jugar, comer, hablar y un largo etcétera de verbos que acabarían agotándonos totalmente a todos.
Nuestras cocineras nos habían preparado un buen desayuno, por tanto, desayunamos y para que no nos pillara el tren, recogimos las tiendas del comedor, pues íbamos a empezar las actividades del domingo. En primer lugar, bailamos zumba con los arqueros para estar activos desde primera hora de la mañana y, mientras tanto, los padres comenzaban a llegar. Sin tardar ni un segundo, cuando los padres estuvieron todos reunidos en el comedor: comenzaron los juegos.
Una vez mezclados  arqueros, padres y mandos en un grupo enorme,  se tuvieron que ordenar por estatura sin poder soltar ni una palabra. Luego, los dividimos a todos en tres grupos, para poder realizar los siguientes juegos: la carrera de obstáculos fue la primera, dónde tenían que saltar sillas, mesas, reptar y, entre otras cosas, dar vueltas; el segundo juego fue nuestro conocido «borracho», los padres se lo pasaron «pipa»; luego vinieron las carreras de relevos en las que hubo diferentes modalidades: una de las veces con las cordoneras atadas por parejas, otra saltando como ranas y volviendo a «coscoletas»…; otro de los juegos fue el inquilino. Y, como colofón a esta mañana divertida, cantamos una serie de canciones en las que todos nos dejamos las gargantas.
Aunque había estado lloviendo durante toda la mañana, nos lo estábamos pasando genial, pero lo mejor estaba por venir: la comida.
Se olía a comida en todo el comedor y el hambre iba aumentando por momentos, pero es que cuando salió la enorme paella que nos habían preparado nuestras cocineras, nuestras bocas se terminaron de hacer agua, en definitiva, una comida espectacular.
A las 16:00 de la tarde, clausuramos la actividad y quedamos con los arqueros para la actividad del próximo fin de semana.
Para ir concluyendo esta memoria he de dar las gracias a: nuestras cocineras especiales, Antonia y Maribel, madres de Gema y Sergio Haro (Yenyo) respectivamente; a nuestro secretario de actividades (Diego Ríos) que estuvo apoyando este proyecto en todo momento; a nuestro Presidente (Pedro Ríos) por haberse preocupado por esta actividad, al igual que algunos de nuestros compañeros del Hogar del Guía; a todos: MUCHÍSIMAS GRACIAS POR FORMAR PARTE DEL CÍRCULO DE ARQUEROS.
Una vez más nos hemos dado cuenta que sin esfuerzo no hay recompensa, y que no hay mayor recompensa que romper barreras y hacer que «lo imposible, sea posible» porque, aunque a veces creamos que lo imposible es imposible: LOS IMPOSIBLES TAMBIÉN EXISTEN.



 Vocalía de Información y Difusión
V.Q.S.





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